La música performática ha sido una herramienta crucial en el contexto de los movimientos sociales en Chile, particularmente desde el estallido social de 2019. En este contexto, la performance se convirtió en un medio poderoso para canalizar las emociones colectivas y denunciar las desigualdades estructurales del país. Artistas y colectivos llevaron a cabo intervenciones callejeras donde la música, el cuerpo y el espacio público se unieron en actos simbólicos de resistencia. Uno de los ejemplos más emblemáticos es Un violador en tu camino del colectivo Las Tesis, cuya coreografía y música se viralizaron en todo el mundo como un grito feminista universal.
Estos movimientos también han inspirado nuevas formas de crear música performática, mezclando géneros y estilos para reflejar la diversidad del pueblo chileno. Los ritmos andinos, el hip-hop y la música electrónica se han fusionado en performances que trascienden lo puramente sonoro. La incorporación de elementos visuales como proyecciones, máscaras y vestuarios llamativos ha dado un carácter multidimensional a estas expresiones. En estos actos, la calle se transforma en un escenario donde la música no solo se escucha, sino que se vive intensamente.
Otro aspecto destacable es cómo la música performática ha permitido la articulación de identidades marginadas en la esfera pública. Colectivos LGBTQ+ han utilizado la performance para visibilizar sus luchas, mientras que comunidades indígenas han empleado esta forma artística para revalorizar sus tradiciones y denunciar el extractivismo. Estas acciones han generado diálogos sobre diversidad cultural, género y derechos humanos, fortaleciendo la relación entre el arte y el activismo en Chile.
Aunque esta efervescencia creativa ha sido recibida con entusiasmo, también enfrenta desafíos. La represión estatal hacia manifestaciones públicas y las limitaciones económicas afectan la capacidad de los artistas para desarrollar sus proyectos. Sin embargo, la resiliencia de los creadores ha demostrado que la música performática no solo sobrevive, sino que florece en tiempos de crisis, ofreciendo una voz poderosa a quienes buscan transformar la realidad social.